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Los que se Quedan.
texto: Kevin Beovides Casas Va a extrañar esto, pensé.
Me grito en la cara: Métanse por el culo la ciudad, de perros sarnosos
y gatos merodeadores. Esta ciudad en ruinas. Sí. Métanse por el culo
esta ciudad enferma, moribunda. De calles taponadas por estiércol, como
si fueran coágulos de colesterol en sus venas. Esta ciudad ajada, llena
de cicatrices, como una vieja cascarrabias. Métanse por el culo la
joyita arquitectónica de los cincuenta. Que se quedó paralizada en el
tiempo, momificada sin vendajes, hasta que los huesos le salieron por
la piel.
Gustavo se fue, a España, gracias a su mamá. Trabaja en un club
nocturno, de bouncer. No tiene papeles aún. Vino en diciembre con mil
dólares y dio una mega-fiesta. Su madre volvió al tiempo (parece que no
se pudo adaptar) y nos trajo noticias frescas: parece que se casó con
una rusa (indocumentada también), que se mudó a un pueblito en las
afueras, que ahora sí le están moviendo los papeles y que el día menos
pensado, el negro que creció conmigo en el Vedado, va a ser un Español
de pura sepa.
- Voy a cortarme el pelo. Voy a oír
Rap. Voy a lavar quirúrgicamente mis tatuajes. No seré el primero ni
tampoco el último.- Gritaba mientras se alejaba en el gentío, con la
mochila a sus espaldas, donde cabía y llevaba toda su vida (dos libros,
un álbum original de Nirvana, tres mudas de ropas y el pelo que le
regaló una amante) - Voy a trabajar. Voy a comprarme un carro. Voy a
dejar de fumar marihuana. Voy a jugarle limpio a la ley. No seré el
primero ni tampoco el último. - Sus palabras me llegaban como salidas
de la nada, ya no podía verlo. Pero antes de perderse tras la última
puerta, se volvió hacia mí buscándome con la vista, hizo una reverencia
y eso fue todo. Desapareció nuevamente, y esta vez ¿quién sabe por
cuánto tiempo? Peor la pasan los que se quedan. ¿Quién puede recordar, a última hora, quién
es el vecino sino sabe quién es él mismo? El primer
correo es efusivo. El segundo confiado. El tercero se demora
eternamente. Y nos quedamos colgados de la línea. Esperando.
Atentos al más nimio susurro, como tratando de captar un mensaje
del más allá. - Alain se sube al avión, supongo.
Sigue gritando, lo sé. No seré el primero... - Peor la pasan los que se quedan. No me queda nadie de la infancia en Cuba. Todos levantaron vuelo, migraron como aves de estación, que van a
tener pichones quién sabe dónde. Y yo me quedé como pegado al suelo,
irremediablemente pedestre, como los árboles, que nacen y mueren en su
pequeña parcela de fango. Poco a poco el barrio se ha ido despoblando.
Sólo quedan los viejos. Pronto esto, será un pueblo fantasma. Y yo Peor la pasan los que se quedan.
Historias Relacionadas: La
farándula es un ambiente que muchos usan como mercado sexual.
Aunque no con esa idea en mente, Alain también pasó por
ahí. Vea además, Farándula.
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