Esta página presenta la última acción del proyecto; se trata del texto que le da final al mismo. Se intentó leer durante la XII Bineal de la Habana en el ISA, pero fue imposible debido a malhadadas restricciones institucionales.

CODA

Este texto marca el final del proyecto El Diletante Digital en su forma actual, esto es, principalmente como un espacio colaborativo y pedagógico. A partir de este momento no será más que la web personal de un artista. El proyecto entero, con todas sus obras, artículos y archivos, se conservará intacto en un subdominio dentro del nuevo sitio web.

Me parece apropiado en este punto, y a modo de epitafio, hacer un resumen de este esfuerzo al que le dediqué casi siete años y muchas más noches de insomnio. También me parece indicado hacer la lectura de estos breves párrafos en el presente contexto. Fue aquí donde surgió la idea de El Diletante Digital, y tiene (para mí al menos) carga simbólica que aquí se dé por terminado.

Durante los últimos años más de una veintena de artistas han participado en el proyecto, muchos de ellos estudiantes, y algunos se han graduado de la Universidad de las Artes de Cuba con obras en el mismo. Se han creado numerosas piezas y se recopilaron otras tantas ya existentes que no habían encontrado lugar en la red. Algunas de estas tienen indiscutible valor histórico porque marcan hitos dentro la historia del arte cubano, como algunas de las primeras obras de email art, o las no menos esquivas para el estudio, obras de video poesía. El proyecto funcionó como plataforma para la divulgación, o sea, como una suerte de galería virtual; pero también como almacén donde se conservan muchas de estas piezas (algunos autores han incluso perdido sus copias en la actualidad, de forma que la versión online es la única que existe).

La colaboración entre los artistas fue uno de los objetivos que se persiguió sistemáticamente. El carácter interdisciplinario de los procesos, permitió la participación de músicos, escritores, artistas visuales, etc. Informado por el carácter multimediático de la red, El Diletante Digital se dio a la creación de obras complejas, que reflejan la participación de varios autores. Incluso el espectador debe considerarse, en su acción de navegar, coautor en alguna medida. No solamente se brindó el espacio para estas interacciones, sino también el necesario apoyo técnico que permitió llevar a buen término las ideas. Debido a que la programación es la base sobre la cual se construyen los proyectos en la red, fue imprescindible en la mayoría de los casos asistir a los artistas en ese sentido, pues se trata de un saber muy técnico, que la mayoría desconoce.

Una de las áreas de interés para el proyecto era la creación de talleres en la Universidad de las Artes de Cuba; y durante las ediciones IX y X de la Bienal de la Habana se realizaron estos ejercicios, que culminaron en sendas exposiciones. Se debe recordar que durante la primera de estas exposiciones se dio lectura al manifiesto del proyecto. Bajo los títulos de "Cómo ser Vuk Cosic en 3 Pasos Fáciles" y "Hacking Lily", los talleres ofrecían a los estudiantes un espacio para familiarizarse con la creación en la red, tanto desde el punto de vista práctico como teórico. La participación en el Proyecto de Estética y Arte del Instituto de Filosofía, permitió invitar a figuras internacionales al Coloquio de Estética y Arte. Estos profesores foráneos impartieron conferencias no solo en la mencionada universidad, sino también en otras instituciones como el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso.

El Diletante Digital se proponía además crear un ámbito para el debate teórico y crítico, en especial de los fundamentos estéticos que fundamentan las prácticas en la red. En este sentido se compilaron artículos de prestigiosos intelectuales cubanos y extranjeros, y se publicaron online. Me siento orgulloso de contar con colaboraciones de la Dra. N. Norma Medero Hernández, la Dra. Mayra Sánchez Medina y la Dra. Alicia Pino, entre otros. La investigación realizada durante el proyecto se concretó en mi tesis de maestría, en la que elaboré el concepto de Práctica Artística de Internet. Este texto resultó ser la fundamentación última del proyecto, al organizar (de una vez por todas) las diferentes ramas y tendencias que se agrupaban dentro del mismo.

Debe notarse, sobre todo después de este último párrafo, que el accionar dentro del proyecto me ha transformado, de hecho, es probable que el más afectado por las evoluciones académicas haya sido quien esto escribe. Mi aprendizaje se ha movido como un péndulo, de la teoría a la práctica y de esta a la teoría nuevamente. Tanto me ha cambiado, que podría parafrasear a Flaubert y decir: "Yo soy el diletante digital".

Por último, me gustaría agradecer a todos los que me ayudaron durante estos años. Desde los artistas que me confiaron sus obras, pasando por los profesores que brindaron su apoyo, hasta los amigos que me han acompañado durante este tiempo. Y me considero muy afortunado de que este último grupo, tenga muchos nombres en común con los otros dos.